China desafía a EE. UU. tras acusaciones de Trump: ¿nuevo colapso comercial?

Trump acusa a China de romper el acuerdo de Ginebra. Pekín responde y escala el conflicto comercial con EE. UU.
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El conflicto comercial entre China y Estados Unidos vuelve a encenderse, pero esta vez con un giro inesperado. En lugar de retroceder, Pekín ha respondido con fuerza a las acusaciones del presidente Trump sobre una supuesta violación del acuerdo de Ginebra, firmado apenas semanas atrás. Mientras Washington endurece medidas contra estudiantes chinos y exportaciones tecnológicas, China sostiene que ha cumplido su parte y que es Estados Unidos quien ha roto el consenso.

La tensión ha escalado más allá del comercio. El Pentágono advierte sobre amenazas militares en el Indo-Pacífico, mientras en Pekín se refuerza el control sobre las tierras raras, un recurso estratégico clave. La posibilidad de una llamada directa entre Trump y Xi parece cada vez más lejana, y los mercados ya sienten el impacto.

Desde InvertProfit analizamos qué hay detrás de este nuevo choque diplomático y qué implicaciones podría tener para el equilibrio económico global.

El acuerdo de Ginebra, ¿muerto en menos de un mes?

El pasado mayo, EE. UU. y China alcanzaron un frágil acuerdo en Ginebra que suspendía temporalmente la mayoría de los aranceles por 90 días. Fue un momento de tregua tras años de tensiones. Sin embargo, apenas unas semanas después, el presidente Trump acusó a China de haber “violado totalmente” el pacto. Pekín respondió de inmediato: no sólo rechazó la acusación, sino que aseguró que Washington ha sido el verdadero infractor.

¿Qué detonó el conflicto? Washington impuso nuevas restricciones a la exportación de software clave para semiconductores y revocó visas a estudiantes chinos. Para Pekín, estas medidas socavan directamente el espíritu del acuerdo. Un portavoz del Ministerio de Comercio chino advirtió que el país tomará represalias si se siguen dañando sus intereses.

China muestra los dientes: control de minerales estratégicos

Una de las cartas más fuertes de China en esta guerra económica son las tierras raras, minerales fundamentales para la tecnología moderna. Washington esperaba una flexibilización en su exportación, pero Pekín ha mantenido el control estricto y ha intensificado su fiscalización contra la minería ilegal.

Medios estatales chinos destacan “esfuerzos coordinados” para proteger sus recursos estratégicos, dejando claro que no habrá concesiones fáciles. Esta misma línea se refleja en el hecho de que las exportaciones estadounidenses han colapsado en varios sectores afectados por los aranceles, generando presiones sobre cadenas logísticas y portuarias clave.

Negociaciones estancadas y un caos interno en Washington

En medio del creciente conflicto, las conversaciones entre ambos países están completamente estancadas. Scott Bessent, secretario del Tesoro estadounidense, reconoció que las negociaciones requieren ahora de un contacto directo entre Trump y Xi Jinping. Pero expertos apuntan que una llamada es improbable, dadas las profundas diferencias y el enfoque opuesto en la diplomacia bilateral.

Además, dentro de la Casa Blanca reina la descoordinación. Diversas agencias toman decisiones sin una estrategia clara. El Consejo de Seguridad Nacional, encargado de armonizar estas políticas, atraviesa una fuerte reestructuración. Todo esto complica aún más una posible salida negociada.

La tensión militar se suma al choque comercial

Como si las tensiones económicas no fueran suficientes, se suma ahora un frente militar. El secretario de Defensa de EE. UU., Pete Hegseth, alertó que la amenaza de China en el Indo-Pacífico es “real e inminente”, y llamó a los aliados a aumentar su gasto en defensa.

China respondió con dureza, calificando a EE. UU. como el verdadero “perturbador de la paz regional” y criticando la “mentalidad de Guerra Fría” de Washington. La ausencia del ministro de Defensa chino en la cumbre de seguridad Shangri-La, por primera vez desde 2019, también es vista como una señal de distanciamiento extremo.

¿Cómo impacta esto a los mercados y al inversor latino?

Lo que comenzó como un conflicto arancelario puntual ya se ha convertido en una disputa estratégica de largo plazo, con efectos en múltiples niveles. Desde los precios de los semiconductores, hasta las decisiones sobre defensa y energía, pasando por la estabilidad de los mercados financieros.

Para el inversor latinoamericano, esto implica mayor volatilidad en sectores como tecnología, energía y materias primas. Además, la fragmentación comercial podría acelerar la relocalización de cadenas de suministro, abriendo nuevas oportunidades, pero también nuevos riesgos. Marcas como General Motors ya han advertido sobre estos efectos en su guía para 2025, lo que refuerza el tono de cautela.

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