Trump y Xi reactivan diálogo: nuevas negociaciones comerciales entre EE. UU. y China

Trump y Xi reactivan el diálogo comercial tras una tensa llamada. Analizamos el posible impacto económico global y qué esperar del nuevo acercamiento.
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El conflicto comercial entre Estados Unidos y China ha entrado en una nueva fase. Después de semanas de tensión, el presidente Donald Trump mantuvo una llamada de 90 minutos con el mandatario chino Xi Jinping, reabriendo el canal diplomático para destrabar el mayor enfrentamiento económico del mundo.

Ambos líderes coincidieron en avanzar hacia una solución negociada, y aunque los detalles siguen siendo escasos, se confirmó que funcionarios de alto nivel retomarán las conversaciones en un lugar aún por definir. Este giro inesperado llega tras una escalada arancelaria que rozó el punto de no retorno: con tarifas del 145% sobre productos chinos y una respuesta inmediata del 125% por parte de Pekín.

La reunión se anuncia como un posible punto de inflexión. Los mercados reaccionaron con entusiasmo, aunque la euforia se disipó rápido por la falta de información concreta. Mientras tanto, sectores clave como los minerales críticos, la tecnología y el acceso educativo entre ambos países siguen en el centro del conflicto.

En InvertProfit analizamos por qué este nuevo acercamiento podría redefinir el panorama económico global… y por qué aún no hay que cantar victoria.

¿Por qué vuelve a encenderse el diálogo?

La llamada entre Trump y Xi no fue casualidad. Fue el propio Trump quien solicitó la conversación. 🡥 En ella, ambos presidentes se centraron “casi exclusivamente” en el tema comercial.

Pese a los elogios cruzados —Trump incluso escribió que “siempre le ha gustado Xi”—, también dejó claro que hacer acuerdos con China “es extremadamente difícil”. Y no es para menos: el entorno se ha vuelto cada vez más hostil tras las restricciones impuestas por EE. UU. a los semiconductores chinos, las trabas a visas estudiantiles y las críticas por el supuesto incumplimiento de Pekín sobre sus compromisos en minerales estratégicos.

En este contexto, el regreso a la mesa de negociación es más una necesidad que una opción.

¿Quiénes negociarán y qué está en juego?

Del lado estadounidense, la nueva delegación estará encabezada por figuras clave como el secretario del Tesoro Scott Bessent, el secretario de Comercio Howard Lutnick y el representante comercial Jamieson Greer.

Los temas urgentes incluyen:

• La normalización de exportaciones de minerales críticos
• Las restricciones tecnológicas sobre chips y IA
• El sistema arancelario vigente entre ambas potencias
• El acceso de empresas estadounidenses al mercado chino

Recordemos que solo en 2024, el comercio bilateral entre EE. UU. y China alcanzó casi 600 mil millones de dólares. Cada decisión en estas mesas impacta de forma directa a industrias como la automotriz, farmacéutica, energética y de consumo global.

¿Se enfría la guerra comercial o es solo una tregua?

El optimismo generado por el llamado también contrasta con la volatilidad actual. A pesar del diálogo, persisten grandes tensiones: el acuerdo alcanzado en Suiza el mes pasado para reducir aranceles quedó en suspenso tras nuevas restricciones de Washington.

Por su parte, China acusa a EE. UU. de socavar los avances con medidas unilaterales. Además, rechaza la narrativa de que esté incumpliendo sus compromisos, insistiendo en que es Washington quien ha impuesto nuevas condiciones.

Esta combinación de avances diplomáticos y retrocesos estratégicos hace pensar que, más que un acuerdo definitivo, estamos ante una tregua temporal que podría romperse fácilmente. De hecho, el propio mercado laboral en EE. UU. ya muestra señales de tensión tras estas políticas arancelarias y su impacto transversal.

¿Qué señales dejó el mercado?

La reacción de los mercados fue inmediata: Wall Street abrió con fuerza tras conocerse la llamada, con el S&P 500 y el Nasdaq mostrando repuntes temporales. Sin embargo, la falta de claridad sobre resultados concretos llevó a una rápida corrección.

Los inversionistas interpretan esta coyuntura como una ventana de oportunidad… pero también de riesgo. El regreso de los aranceles, las trabas a exportaciones y la incertidumbre geopolítica siguen condicionando las decisiones empresariales y la estabilidad de las cadenas de suministro. Grandes corporativos como General Motors han comenzado a ajustar sus proyecciones financieras en función de este entorno incierto.

Lo que viene: ¿se reconfigura el tablero global?

Mientras Trump endurece su política comercial para ganar tracción en el plano político, China redobla esfuerzos por atraer inversión extranjera y reducir su dependencia tecnológica de EE. UU.

Ambos países compiten no solo por acuerdos, sino por liderazgo estratégico en temas clave como:

Energía limpia y autos eléctricos
Inteligencia artificial y semiconductores
Materias primas críticas y manufactura avanzada

El resultado de estas negociaciones podría redefinir la estructura del comercio global en los próximos años. Y lo que hoy parece una llamada de acercamiento, mañana podría ser el detonante de una nueva etapa de competencia más sutil, pero no menos feroz.

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